Clínica de la esperanza, sala de espera

La obra de enfrente pasó de taladrarme las muelas por las mañanas a directamente martillar mis mandíbulas. Arrancan mis sueños, graban mis orejas con cincel. Cagan a escopetazos a mis ovejas y ni siquiera hay lobos hambrientos. Aunque al rato mi coerpe va a despertar directo al desayuno.

Una Hiundai 4×4 maniobra a mitad de cuadra. Ilegal y peligroso. Palante, patrás, patrás-patrás, pe-perreito, pe-pe-perreito bolsonarista. En la maniobra final muerde el cordón de la vereda y arrastra mi flora intestinal, se lleva toda mi salud. Espero desembocar en el Amazonas y no intoxicarme.

Dato mata relato but the other way around

Ayer fue muy emocional, y no es una metáfora. Así son los contratos de laburo que firmo; si le sacás la tapa el vapor se escapa y el calor se disipa rápidamente. Entonces hoy. Pero Salvador, la bahía, tiene mucho espacio para el relato, para descer a ladeira hasta la plaza y encontrar alguna experiencia vital.

A esta hora aún hay banana real, y cafezinho. Ya te dije que odio el café con azúcar, pero en contexto de rúa y acompañando el pastel, me parece delicioso. Y es que no me estoy bebiendo sólo el café, estoy experimentando el relato del café, de pie enfrente al kiosko. La señora del kiosko de tapabocas, por eso no le pregunto su nombre. El foráneo que llega respetuoso a pedir un coco gelado, alguien que pasa y dice bom día, gente del barrio que saluda y le dice un descanso al negro que abre los cocos en el kiosko: “é bom mexer com o celular, eh?!”. Hay calor, pero pasa un preto magrinho todo arrumado, de jeans y canguro. Todo el mundo usa lentes, yo los dejé en casa, los uso sólo para la pantalla.

Llega un perro rubio casi blanco, trae a un señor casi de su color. El perro no lleva lentes pero va directo al negão dos cocos, quien interrumpe su memencia para servirle cocos al perro. Revuelve los tanques con los cocos vacíos, el perro se impacienta ya demasiado. El humano señor le dice algo sobre los modales, y el perro posa sentadito como para gettyimages. El perro es muy bello y su lengua sedienta cada vez más prominente.

La mujer callejera de la música está escuchando tecno, baila sentada a las carcajadas. Creo que la gente llama a esa música de putería. Ella anda siempre en la vuelta, con su radio portátil que le costó “un billete de 50 y uno de 20”, según ella 120 reales. Y por fin el perro recibe su coco abierto, lo lame con goce desesperado, irradia satisfacción, pide más y más. Quién pudiera tener su moral y privilegios.

Banana real es un pastel de plátano, bahiano y frito, con azúcar y canela por afuera. Es como algunas personas introvertidas: crocante por fuera pero cremoso por dentro.

La avenida Oswaldo Cruz es muy activa, recién se calma a la noche. Y aunque es evidente que lo que lleva es el tráfico cotidiano hacia Barra y hacia el Centro; un albañil desde la acera de enfrente le grita: “voltou, Lula voltou!” como si fuera una caravana del PT. Épico y antirandom, millones de personas esperamos Octubre.

El café hirviendo limpia el paladar plastificado, aunque el calor se disipa rápidamente por el vaso de plástico. El perro que absorve cocos, la gente que pasa y dice buen día, todo se disipa rápidamente, excepto la luz del semáforo, que en semieterno rojo me retiene en lo inmediato, en la búsqueda de la sombra.

A la matrix le gusta el in and out?

Hoy fui a un show de forró en el que participó mi amiga Carol. Tocaron mujeres en el SESC Pelourinho. Me emocioné un montón cuando cantaron “o homem não me define / minha casa não me define / minha carne não me define / eu sou meu próprio lar”. Aunque en verdad fui más que nada observador de toda la atmósfera, disocié un montón y fui el comentarista mental de mis propias observaciones: que los colores del modo nordestino, que la sonoridad flashera de esos tambores (Trio de dunduns: Dundunba, Sangban, Kenkeni. Cuando tocó el sangban solo daba una tríada menor, guau), la concentración de la sanfonista, que estuvo ahí re puesta todo el chow; y el violín nordestino ese, la rabeca, su timbre metálico y que la tipa se lo apoyaba en el pecho! parecía el bajista de la Metallica.

Y es que este tipo de arte, música tradicional de claves y timbres hasta hipnóticos, requieren también un público sumido en esa matrix, vibrando constantemente en esa frecuencia, sin salirse del acate ni dar mucho de sí.

Bostezos. La verdad es que cuando voy a un show me gusta ser desafiado, incomodado, y necesito sorpresa para mantener la adrenalina latente. Además, y por lo menos, que satisfagan mis propios fetiches, como la noche anterior que fui al ABOCA en Sto Antonio a una fecha de música contemporánea. Había una guitarra acústica microtonal, con la que improvisaban junto a una flauta, estuvo increíble. El tipo que tocaba la guitarra (importante destacar lo de TIPO, porque había algo de onvres ahí) le sacaba un sonido hermosísimo, así fingerstyle pulsado, además de las técnicas extendidas: sonidos percusivos y secos, una cuchara de sopa entrelazando las cuerdas, el propio capotrasto para frotar à la Violeta García soft. También hicieron un par de Gimnopédies de Erik Satie, se generó un clima hermoso, yo me mecía sentado arriba de una mesa, que por momentos imaginaba que era un freezer horizontal. Me quedé con la sensación de que fui a ver un concierto de música del siglo pasado, que aún no llegó a cuestionarse a sí misma en términos de género, por ejemplo. Aún así, a eso le llamamos música “contemporánea”. Preferiría llamarle A Música Século XX, como el disco de Jocy de Oliveira.

Con todos los sentidos

La performance terapéutica, para acabar con la embriaguez emocional del puma josé luis rodríguez, mejor conocido como “Ranvo” allá en la India. Pocos saben de su paso por el Fenerbahce, donde coincidió nada menos que con el Nando Muslera.

Yo bien, gracias. La familia ahí va, no avanza pero tampoco retrocede, te hace ahí un Benzemá.

“In your face! In your face!” cantaba Tim Hardaway mientras Alonzo Mourning se depilaba las axilas con mostaza caliente.

-Eso sí, -observó el Mariscal- de tratarse de una emboscada quisiera decir mis últimas palabras. Han sido estas mismas. Gracias.

Si el valor de lo perdido no fuera tanto como todo lo mío, yo pelearía sí, pero con tequila entre mis dientes. De ese modo, no obstante y sin embargo, lo llamaban el Polaco por la pinta de mismo.

Fue cuando acabó de llegar Mr Rabbits que su habitación comenzó a estallar de luces flasheras como si fuera que la madera incinerada estuviera. Insinúa in situ indiferente al infierno.

Villeguismo for Dummies ha llegado a su extinción. De ver llegar tantos ejemplares ha quedado encandilado, sin oír ni un aroma reluciente, alioli style. La editorial supone suponer. Sin embargo lo han hecho. Lo han hecho una vez más, ¿acaso sin saberlo? ¿No sabía el presidente a dónde se dirigía tal proyecto? 

Desde que nos vimos aquel día en la plazoleta, ay sí que cantamos la de Luismi, y me soltás la guillotina para decirme que cosa tan linda era ese encuentro ahí sentado. Miacuerdo que llovía entre los médanos con un viento que nos latigueaba con arena. Pintó un anarcoiris completo. La poca lipsis.

Será que entrando en la tercera edad se pasa directo a la cuarta? ¿Y si en la cuarta pasa lo mismo y ya estamos, por ejenphlo, en la vigésimo noveno tercera edad? ¿Qué pensaría usted al respecto? ¿Osaría osar? ¿Mendigaría para poder sobrevivir lentamente?

Mire, Dr. González Fernández Hernández, usted no pagó la cuota del club, no puede ingresar. No, no me haga pucherito Romualdo. Vayasé haga el favor. Ridículo!

Insisto en que debemos mantener calma de cara al futuro y enfocarnos en el presente, con todos los sentidos.